INICIO · Testimonios de personas con adicción · Mis miedos y mi adicción
Mis miedos y mi adicción
Lisa, 30 años. Exadicta a la codeína y las benzodiazepinas
Hoy hablo contigo sin las abundantes capas de maquillaje que solía ponerme para esconder mis imperfecciones, que según yo eran mis pecas. Hoy hablo contigo sin máscaras y sin tapujos, porque he descubierto que así soy yo: imperfecta pero real.
Todo comenzó con los dolores corporales inexplicables que me paralizaban, doctor tras doctor, examen médico tras examen médico, y nadie daba con la causa. Luego de varios meses de angustia, dolor y sentirme loca, un médico me diagnosticó con fibromialgia. Empecé a investigar sobre el tema y lo que encontré no me generaba esperanza alguna. Pues no sólo es una enfermedad de la que se sabe muy poco al respecto, sino que también iba a tener que vivir con los dolores y la fatiga el resto de mi vida.
Este miedo me avergonzaba, ¿cómo podía ser que una persona tan joven tuviera esta enfermedad? Mi castillo de papel se derrumbaba al saber que no podría ser perfecta, ya que la fibromialgia me marcaba. Aunque ya venía adquiriendo máscaras que cubrían mi personalidad a lo largo de los años, fue en esta época donde me llené de máscaras tanto para tapar mi personalidad como para tapar mi dolor físico.
Fueron muchos los remedios que me recomendaron mis doctores, codeína para disminuir el dolor, benzodiazepinas para dormir en las noches, y otros que ahora no recuerdo.
Al principio consumía estas drogas esporádicamente, pues me aliviaban el dolor físico y así continuaba con mi vida. Sin embargo, poco después, al ver que estos medicamentos adormecían el dolor físico y emocional que estaba sintiendo fue más recurrente el uso. Tan seguido tomaba mi dosis de remedios que ya no sentía, no sentía nada, y mi vida se descarriló en un sin sentido. Ya no sabía para dónde iba ni qué quería.
Afortunadamente poco después de sentir que la vida no era más que días repetidos donde lo más importante para mi era eliminar el dolor físico y emocional, o disminuirlo, llegué al Colectivo Aquí y Ahora. Allá aprendí que mi dependencia a estos medicamentos era meramente psicológica. Pues al eliminar estas drogas tan adictivas mi vida comenzó a fluir. Todavía tenía que recuperar aquel tiempo que perdí en modo standby, pero poco a poco todo recobró sentido. No te voy a mentir, hay veces que siento el dolor físico, pero me he dado cuenta que vale la pena sentirlo, y asumirlo pues aprendí que ya pasará. Tener mi vida devuelta no tiene precio.
No soy perfecta, y ya no quiero serlo.
Pues ser yo misma me ha traído los mejores regalos de la vida, entre ellos sentir el dolor, la tristeza, la felicidad y más. Como las estrellas cuentan una historia, mis pecas también y no quiero cubrirlas de maquillaje nunca más.