Aunque cada familia es distinta y cada una tiene su particular manera de enfrentar el momento en que se conoce por primera vez el consumo de un miembro de la familia, lo cierto es que es un momento difícil que genera crisis en el sistema familiar, pues vitaliza un caudal de emociones, entre ellas, culpa, rabia, tristeza, angustia, miedo, acompañadas de incertidumbre y confusión frente a lo que está pasando y el curso que se seguirá para afrontar este hecho. He escuchado a muchos padres, esposos, esposas preguntarse qué han hecho mal, encontrando en la historia familiar y personal las causas del consumo, culpándose mutuamente, expresando una profunda tristeza o una gran decepción, pues el conocimiento del consumo los hace sentir que les han fallado y que han fallado; he visto la vergüenza por que los demás sepan y los juzguen; he escuchado el temor de que sigan el camino a la adicción y terminan en la calle, que se generen consecuencias irremediables y que las cosas no cambien.
Aun cuando estas reacciones pueden ser comunes en muchos casos, la manera de afrontar el momento en que se hace evidente un consumo, en gran medida se relaciona con las formas habituales de solucionar los conflictos en la familia, los dilemas que está atravesando, las pautas de comunicación frecuentes, la distancia o cercanía emocional y la ideología familiar entre otros factores. Ahora bien, el abordaje que se haga en este momento puede contribuir a que la situación descubierta encuentre un camino para el cambio o, por el contrario, a que se mantenga la problemática.
“El día que supe que mi hijo de 17 años fumaba marihuana se me cayó el mundo; en verdad no podía creerlo; no lo quería creer… me llené de preguntas…Me di cuenta primero y no sabía si decirle a mi esposo, pues para él sería algo muy difícil y temía su reacción; lo supe, porque arreglando su cuarto encontré un paquete como de un cuarto de libra de una yerba seca que inmediatamente supuse era marihuana… me asusté mucho… no sabía si tirarla, si esconderla… si llamarlo y gritarle que había encontrado eso…fue un dolor muy grande acompañado de la incesante pregunta ¿por qué?... decidí dejarla en su lugar y esperar que llegara del colegio. De inmediato recordé muchas situaciones que me parecían raras pero que dejaba pasar de lado; cuando llegó del colegio le dije que me contara qué estaba pasando y le mostré la bolsa. Se puso muy nervioso y me dijo que era de un amigo, que él se la estaba guardando pero que no había fumado eso, que si acaso yo no lo conocía y que cómo podía dudar de él, …hasta me sentí mal por haberlo pensado, decidí no decirle nada al papá pues la relación entre ellos no era buena y temía un enfrentamiento; los dos también andábamos mal, nos habíamos distanciado mucho a raíz de una infidelidad de la que me enteré dos años atrás y temía que me dijera, como muchas veces lo ha dicho, que yo tengo la culpa pues le permito todo”.
Siempre será difícil saber que un hijo, un padre, un hermano o la pareja está consumiendo drogas. El conocimiento de esta circunstancia resulta dilemático pues frente a algo tan difícil de comprender, surgen muchas preguntas: ¿desde cuándo lo hace?, ¿qué consume?, ¿quién lo indujo?, ¿por qué? ¿qué vamos a hacer? Sin embargo, como se dijo anteriormente, la manera de abordar la situación no es ajena a lo que se está viviendo al interior de la familia y de la relación con el contexto en el que está inmersa. Así por ejemplo, en el caso anterior el conflicto no resuelto de la pareja, la pauta de recriminación conjunta, el temor a la confrontación del padre con el hijo, llevan a que no se hable abiertamente de lo que está pasando; este panorama no sólo favorece que el consumo continúe sino que confirma premisas en el sistema familiar en relación con la permisividad de su cónyuge, a las alianzas existentes, las diferencias en el modo de criar a los hijos o de ver la vida y enfrentarla, que se convierten en argumentos de ataque y defensa, lo cual complica la situación.
Si te identificas con el caso expuesto, si has descubierto a un ser amado consumiendo y no sabes cómo manejarlo, si tienes miedo de enfrentar la situación y necesitas orientación buscando ser ayudado y no juzgado por lo que estás pasando en tu familia, te invito a que separes una sesión de asesoría conmigo donde te ayudó a navegar esta tormenta.
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